El autor, Ingeniero Civil (U.de Chile),Vicepresidente de Cenda en Chile y Coordinador externo de investigación de UNRISD ,director de la revista Encuentro XXI, que ha desempeñado diversos cargos administrativos y docentes en universidades chilenas y norteamericanas, consultor habitual de diversos gobiernos y del Parlamento, y que ha escrito extensamente sobre el desarrollo social de Chile y América Latina, nos ofrece en este libro un análisis de los efectos de la ola privatizadora en la educación y en la previsión , con el rigor al que nos tiene habituados.
El título de esta obra, incomprensible para muchos, se aclara ya en el prefacio, al igual que las razones para que este libro aparezca en el momento en que se edita. Allí se indica que son los efectos sociales, consecuencia de las privatizaciones en ambos ámbitos, los que proporcionan el nexo de unión, y que son los acontecimientos sociales producidos en los años 2006 y 2007, que son analizados con gran clarividencia, casi premonitoriamente, por el autor, los que señalan que el fracaso de las privatizaciones abre finalmente la posibilidad del inicio de una reforma de los sistemas privatizados de educación y previsión.
¿Qué representa el año 2007 como fecha de edición? En Diciembre de 2006 la presidenta Bachelet envía al Congreso un proyecto de ley con un amplio programa de reformas al sistema privado de pensiones y días después recibe el informe de la comisión asesora presidencial para la calidad de la educación que, si bien solo llega a resultados concretos limitados o nulos, tiene el mérito de sacar a la luz pública un vigoroso movimiento de reforma de las privatizaciones desarrolladas en ambos sectores, principalmente el movimiento de los pingüinos, que empuja a la comisión citada a plantear por primera vez en 25 años la derogación de la legislación que rige a la educación desde Pinochet. En suma, el profundo descontento por los efectos de las privatizaciones en ambos sectores abre un proceso de reforma de los sistemas sociales privatizados cuyos resultados finales dependerán del desarrollo del movimiento contra el proceso privatizador y la forma como crezca la movilización social contra él durante los próximos años. Cuatro años después de la edición de este libro no sólo se mantiene este movimiento de reformas sino que incorpora nuevos sectores que exigen su participación en los asuntos públicos y generales del país, entre los cuales el enorme movimiento contra las represas en Aysén es el mejor ejemplo.
Antes de analizar más detalladamente la magnitud del fracaso del proceso privatizador, tanto en educación como en previsión, el autor ensaya someramente el ubicar las políticas sociales chilenas en el contexto histórico de un siglo, dividiendo este lapso en dos partes: de 1924 a 1973 y de 1973 hasta hoy , señalando las dos grandes estrategias desarrolladas por el Estado en la transición del país a la era moderna, y expresando su opinión de que en este instante el país experimenta otro gran giro en su estrategia de desarrollo.
“El 11 de Septiembre de 1924, en un marco de movilizaciones sociales, una junta militar de corte progresista toma el poder y promulga la primera legislación social, creando las instituciones económicas y políticas básicas del Estado chileno moderno, incluida una nueva constitución política. La estrategia de desarrollo que se adopta, cuyo guía es el Estado, tiene como norte el progreso tanto económico como social y se desenvolverá de manera ascendente a lo largo de medio siglo, impulsada por gobiernos democráticos de variada orientación ideológica, culminando en las profundas reformas democráticas del presidente Frei Montalva y alcanzando su climax revolucionario durante el gobierno del presidente Allende. Esta estrategia deja al país un capital cultural social y económico inmenso y alcanza en el ciclo económico 1958- 1971 una tasa de crecimiento del PIB que no volverá a repetirse hasta los años 90. Un golpe militar de extrema derecha, encabezado por Pinochet, pone término violentamente a esta estrategia e instaura una nueva sobre los principios del neoliberalismo, las privatizaciones y el mercado como único ordenador .
En las tres décadas durante las cuales el país se ha desarrollado con una orientación neoliberal se distinguen dos períodos de aproximadamente 17 años cada uno. Los primeros corresponden al régimen dictatorial, preocupado de crear un ambiente económicamente amistoso a los negocios de corto plazo y de un manejo de los asuntos públicos mayormente en interés del empresariado, de las trasnacionales y de la minoría de altos ingresos de la población, en contrapartida con un retroceso brutal de todo lo que el país había desarrollado en materia de avance social. Si se puede establecer alguna diferencia entre ambos períodos , lo es la persecución sangrienta de los opositores a la dictadura, frente a una lenta transición hacia la democracia en el segundo período, junto a una lentísima recuperación de los derechos sociales perdidos. En lo demás, sólo más de lo mismo. Un ejemplo de esto es el resultado de que un puñado de empresas mineras, casi todas extranjeras, que en 2006 remesaron a sus casas matrices unos veinte mil millones de dólares, cifra del mismo orden de magnitud que el presupuesto total del Estado chileno.
La paradoja entre el crecimiento durante este período (2,3 veces entre 1990 y 2005) y el aumento del gasto público (2,8 veces en el mismo período) y el creciente descontento que explotó en 2006 y que sigue aumentando, sólo se explica por una de las distribuciones de ingreso más desiguales del mundo, lo que hace que el aumento del gasto público sólo represente 1/5 del PIB, lo que se refleja en un aumento de los salarios ( 53 % de 1990 a 2004 ) menor en un 50% del incremento del PIB en el mismo período, y que recién en 1999 volvió a los niveles que estos tenían justo antes del golpe. Esta situación afecta especialmente a los profesores que, a pesar de recibir un aumento del mismo orden que el PIB, aun no recuperan los niveles de sueldo que poseían antes del golpe.
Finalmente, Manuel Riesco entrega los elementos de análisis que muestran irrefutablemente que el modelo neoliberal de sociedad, el mercado regulador absoluto y las privatizaciones como freno de la acción del Estado son la causa del fracaso de los sistemas de educación y previsional .
Un millón de estudiantes secundarios estremecieron Chile en 2006, con la mayor manifestación social desde las protestas de los años 80, exigiendo la derogación de la LOCE, motor del sistema de privatización de la educación, siendo prueba palpable de que el aumento del presupuesto de la educación en 4,4 veces (1990 – 2005) no basta para detener el deterioro constante después de 25 años. La desregulación de todo el sistema responde a la falta de objetivos confesables de país, reemplazados por un vago anhelo de llegar al desarrollo, lo que lleva a Chile a solicitar su ingreso a este mundo desarrollado (OECD). Este solo hecho, que obliga a comparar la educación de los nuevos socios con la nuestra sólo sirve para exponer nuestra miseria educacional . Contrastando así nuestro sistema de pobre aporte fiscal a la educación, de acelerado proceso de privatización, segregación vergonzosa y educación de dos calidades ,para pobres y para ricos, y la caída en la calidad de la educación superior : sólo 11 de 60 universidades acreditadas por investigación, con las características del de los nuevos socios. Estos tienen una estructura mayoritariamente pública (88% en OECD,92% en U.E de aporte estatal) con fuerte participación del estado en la educación superior (25% del aporte estatal total OECD promedio, con ejemplos que lo superan (Canadá con un 40% , EEUU,38,6%,Corea , 33,4%, Finlandia , 28,9% y unos 8 a 10 países más). El objetivo que realmente persigue nuestro modelo es preservar, por una parte, la calidad de la educación para una elite ideológica y de poder, restringida a no más del 10% de la población dejando a cerca de un 50% sin ningún otro tipo de formación que una mala educación secundaria Para el resto de los estudiantes sólo quedan ofertas publicitariamente atrayentes, pagadas y de calidad discutible, que permiten muy buenas ganancias a los dueños de estas universidades, en el marco de una actividad que legalmente no tiene fines de lucro (el único milagro del nuevo modelo).
Si La privatización relega al desarrollo al papel de un falso objetivo ¿Qué hacer ? Punteemos a lo menos las principales proposiciones del profesor Riesco:
- Devolvamos al profesor su calidad, su dignidad y el papel que tuvo en la sociedad hasta 1973.
- Reconstruyamos el sistema nacional de educación pública, partiendo por la recuperación de la propiedad que le pertenece y las funciones de gestión docente de todo lo que financie completamente( subvenciones al 90% de los estudiantes de Chile), sin perjuicio de continuar su política tradicional de apoyo financiero a las instituciones educacionales particulares sin fines de lucro , que así lo ameriten
En suma, la base de una reforma es que el Estado aporte el financiamiento suficiente y en las modalidades más adecuadas (volver al 7% del P.I.B., contra el 3 a 4 % actual).
Finalmente, Manuel Riesco analiza la segregación social y el deterioro en las pensiones de los sectores medios, producto de la privatización de la previsión, así como el enorme costo para el Estado y los enormes beneficios para los mayores grupos económicos y compañías de seguros.
A pesar de que el Estado aseguró en la reforma previsional una pensión básica para la mayoría de los cotizantes de las AFP con capacidad de ahorro insuficiente, mantuvo como pilar único de las pensiones de los sectores medios la capitalización individual, que entrega a estos sectores pensiones muy inferiores a las que aun se otorgan a la mayor parte de los adultos mayores jubilados con el sistema antiguo ( 3 pilares de financiamiento).
El sistema chileno destina la totalidad de los descuentos previsionales al mercado de capitales y a la mantención de las propias AFP y de las compañías de seguros relacionadas, a diferencia del resto del mundo, donde sólo una porción menor de las cotizaciones se destina al mercado de capitales. En suma, la privatización del sistema de pensiones de 1981, es un verdadero embargo sobre las contribuciones de los asalariados a la seguridad social, principalmente en beneficio directo de los mayores conglomerados económicos.
Lo más incomprensible de este modelo de previsión es que el principal recaudador de cotizaciones de seguridad social del país, el Estado, entregue estas a las AFP y posteriormente tenga que asumir el pago de la mayor parte de la pensión de los adultos mayores (unas ¾ partes de los 1.594.000 adultos mayores ), pagando las AFP, con los fondos acumulados, las pensiones de unos 70.000 adultos mayores y la quinta parte de las pensiones mínimas garantizadas, siendo finalmente los únicos cotizantes beneficiados con la privatización del sistema a lo sumo los sectores perteneciente al quintil de mayores ingresos.
Queda pendiente aun investigar a fondo la administración que de los fondos de pensiones han hecho las AFP, pues las cotizaciones, en un tránsito muy alambicado, son invertidas en gastos administrativos de las AFP , traspasos a las compañías de seguro, que a su vez pagan algunas pensiones ( de por vida, e incapacidades), inversión en el mercado de capitales, préstamos al Estado (nunca más allá de un 25% del total), recuperación de parte de estos préstamos por nuevas cotizaciones al fondo de pensiones, etc. En estos vericuetos es fácil aparecer con gastos inexistentes, falsear las ganancias y presentar contabilidades discutibles o fraudulentas.
Ante la interrogante de qué hacer, sugerencias muy simples, tales como acoger la modalidad que la mayoría de los países han adoptado, con presencia activa del Estado sobre la base de tres pilares de financiamiento: pensión básica, financiada por el Estado, ahorro o capitalización con parte de la cotización y reparto anual.
¿Qué niveles debiéramos esperar? No inferiores a los que entregaba el sistema anterior a 1973 y que es el que aun reciben los antiguos pensionados y los que no pudieron integrarse al sistema de AFP.
La recuperación por parte del Estado (hoy en día administrador más eficiente que las AFP) de todos los fondos que recauda para las AFP y asunción de la potestad que tuvo en el pasado. No es algo imposible, y países como Polonia y Hungría ya lo hicieron tras experimentar el modelo que Chile les había vendido y que resultó ser un pésimo negocio para el Estado.
Un comentario sobre “Recensión del Libro «Se derrumba un mito: Chile reforma sus sistemas privatizados de educación y previsión» de Manuel Riesco Larraín . Por Gustavo Quintana Muñoz”